Hoy, Chile y la humanidad entera viven tiempos complejos. La realidad local de la pandemia, sumado a los efectos económicos, sociales y emocionales de las restricciones, alterna la convivencia ciudadana y con ello un deterioro de la calidad de vida de las personas. Junto a las cuarentenas, que comprensiblemente se implementan para limitar los contagios y con ellas cautelar la salud de las personas, provocan distanciamiento familiar, laboral y social.
Muchas de las personas han aprendido a estar alertas a los contactos y evitan toda cercanía a modo de prevenir, pero a su vez, la desconfianza de compartir y saber que no estamos seguros provoca un ambiente de tristeza e inseguridad.
Es en estos momentos cuando debemos fortalecer los lazos de amistad y apoyo mutuo entre nuestros cercanos, a través de los medios seguros que las cuarentenas y el contexto permite. Por ejemplo, llamar a sus seres queridos por teléfono, WhatsApp, generar videollamadas colectivas y/o encuentros familiares por plataformas como Zoom, Meet, Teams u otros medios, van a generar la sensación de compañía necesaria para percibir que no estamos solos.
Hoy existen grupos más expuestos a las enfermedades mentales producto de las restricciones, como los niños con clases virtuales de cinco o seis horas frente a una pantalla, o adultos mayores privados de movilidad. Si a esto le sumamos el contenido programático de los medios de comunicación, que exageran lo negativo como una forma de captar sintonía, la sensación de inseguridad aumenta en muchas personas, provocando temor colectivo.
Además, lo anterior se desarrolla en un entorno local alterado por elecciones de autoridades donde muchos de los candidatos, con el afán de generar simpatía, visibilizan acciones negativas de los otros aspirantes, para mostrarse como salvadores o solucionadores de problemas que van más allá de sus facultades, lo cual, sin duda, genera expectativas que difícilmente podrán cumplirse y que provocará un aumento en la ya existente falta de credibilidad en la población.
En este contexto es que hoy se hace importante actuar con un sentido de solidaridad, fraternidad y responsabilidad. Debemos buscar ser ejemplos para nuestros seres queridos con el objeto de provocar expectativas positivas y contribuir a la búsqueda de la esperanza para los nuevos tiempos.
He aquí la importancia de innovar en el actuar social, de generar entretenciones que nos muevan a vivir en un espacio de crecimiento y desarrollo. Por ejemplo, leer un buen libro, revisar espacios de entretención con sentido cultural en las redes sociales, participar en capacitaciones gratuitas en los espacios que la academia ofrece, involucrarse en el apoyo y gestión del hogar aprovechar de remodelar, cambiar o mejorar algún espacio de la casa que por falta de tiempo no se había ejecutado, compartir juegos del hogar, entre otros.
Lo importante es visualizar que el final del camino se acerca y avanzar en compañía con nuestros seres queridos, con la esperanza de mirar hacia atrás y recordar con optimismo estos complejos momentos y con proyección positiva del futuro.
Mauricio López Muñoz