En términos de paradigmas, en el último año hemos sufrido un vendaval de cambios y adaptación a los nuevos escenarios de mercado en medio de la pandemia. Como en la mayoría de las situaciones, estos cambios ni siquiera nos preguntan si estamos de acuerdo o no, simplemente suceden y la consigna ha sido adaptarse a ellos lo más rápido posible.
Transformación digital, marketing, innovación y emprendimiento, son conceptos que ya forman parte del inconsciente colectivo de las empresas, en un escenario económico difícil de controlar y donde lo único seguro es que todo cambia. ¿Qué esperar en una nueva Constitución para que las empresas sigan siendo competitivas?
Ciertamente existen demandas de todos los sectores, y con justa razón, para considerar e incluir en esta nueva Carta Magna. Entonces, ¿por qué dar un papel fundamental al marketing y al emprendimiento?
En primer término, la disminución de brechas. Marketing es comunicar; emprendimiento es crear. Uniendo estos conceptos, se forma la combinación perfecta. No solo comunicamos lo que queremos vender mediante el marketing; lo más importante es la posibilidad de crear valor sustentable mejorando la calidad de vida en nuestra sociedad.
Segundo, abordando las temáticas de género ¿cómo puede ayudar el emprendimiento a lo anterior? Una respuesta muy básica es equiparando el acceso universal de todos al mundo laboral. La pandemia acrecentó la brecha de género y hoy el emprendimiento es una oportunidad para disminuirla. Por ejemplo, culturalmente la inclusión femenina en empresa tecnológicas no ha sido tan rápida como otros indicadores. ¿Hemos avanzado? Según la consultora IT Hunter, a finales de 2020, las mujeres ya alcanzan un 30% en el mundo profesional y técnico en empresas del rubro tecnológico. Como se puede apreciar, aún nos falta para disminuir esa brecha.
En tercer lugar, inclusión. Acá no hablamos solo de sectores o entidades sino de avanzar hacia una sociedad más inclusiva, que incorpore nuestras diferencias, fortalezas y debilidades. Una sociedad que se mira a sí misma gana en transparencia y avanza para ser cada vez más participativa. Tenemos una colectividad que envejece, más rica en diversidad, que está en un punto de inflexión para grandes cambios. Comuniquemos mejor, tengamos mejores respuestas, practiquemos la escucha activa, busquemos aprender por aprender.
Por último, un concepto simple, pero efectivo para los futuros cambios: empatía. Todos debemos desarrollarla, personas, empresas y Estado. Últimamente, la empatía no es solo ponerse en los zapatos del otro, ahora tiene un valor agregado; es tomar los zapatos del otro, ponérselos y caminar con ellos. Esto, además, nos aparta de una visión sesgada de la realidad propia y podemos apreciar la sociedad con otra mirada, dando paso a pensar creativamente.
¿Qué debemos esperar de este nuevo escenario de transformación social? Que todos los cambios son positivos, son aprendizajes y aportan mejoras. El camino siempre será incierto, pero si nos apoyamos en los pilares descritos anteriormente tendremos un resultado final muy fructífero y con alta probabilidad de éxito en nuestra sociedad. Sin duda, será un viaje que valdrá la pena abordar y disfrutar.
Yerko Cortés Soza