Al preguntar cuál es la constante matemática más famosa, la mayoría de las respuestas sería el número PI, cuya aproximación es 3.14. Debido a esta fama la UNESCO en el año 2019 estableció el Día Internacional de las Matemáticas (DIM) cada 14 de marzo, que para este año tiene el lema “Matemáticas para un mundo mejor” con múltiples actividades y competencia que tienen su versión online y puede ser realizadas desde su página web.
Uno de los mitos más comunes sobre las matemáticas es que es solo para “inteligentes”, calculadoras humanas, personas superiores. Un ejemplo que siempre me gusta dar es de Grothendieck, un matemático de los más importantes por su aporte en muchos campos, sin embargo no era bueno en los números. Una vez le preguntaron por un primo y él, después pensar, dice 57 (que no es primo 57=3*19) lo que generó la broma conocida como “el primo de Grothendieck”.
Hace muchos años vi un video llamado “Indefensión aprendida” en el cual se realizaba un sencillo experimento. En un curso de jóvenes de entre 15 a 16 años se les entregaba un papel con una palabra con letras desordenadas (anagrama), y estos debían descifrar la palabra y responder o resolver un nuevo anagrama pasado 30 segundos. Lo que no sabían los participantes, es que la mitad tenía una palabra muy complicada y la otra una muy sencilla. En el primer intento los jóvenes con la palabra más fácil no demoraron ni 15 segundos y los otros no lo pudieron resolver. En el segundo intento se repitió el mismo patrón. Pero el experimento cambió en el tercer intento, aquí la investigadora dio una palabra de dificultad mediana a todos por igual, o sea, todos se medían con la misma vara, pero el resultado fue el mismo, las personas que habían tenido en las primeras rondas las palabras fáciles lo volvieron a resolver y los que habían tenido las más difíciles no lo consiguieron.
En el plenario los jóvenes que no pudieron resolver las palabras expresaron que sabían (sin muchas dudas) que no tenían las capacidades, que habían visto a sus compañeros realizar el ejercicio y ellos no, su capacidad de entendimiento del anagrama era baja. A este efecto se le llamó “indefensión aprendida”. Los jóvenes sentían que habían fracasado tanto y al ver a los otros triunfar la única interpretación lógica que pensaron fue que no servían para esto.
Yo creo que como sociedad pensamos que tenemos una “indefensión aprendida” con las matemáticas. Se cree que solo los “inteligentes” la entienden y no es verdad; las matemáticas no son sólo números, es análisis, pensamiento lógico y orden, pero si nos quedamos pegados en que yo no sirvo para esto, nunca podremos entender mejor el mundo que nos rodea. Debemos superar estos miedos y tratar de ver como algo más natural las matemáticas.
Las matemáticas nos ayudan a entender cosas tan pequeñas como el huso horario, ya que, por ejemplo, si en Chile son las 16 hrs y en España son las 20 hrs, existe una diferencia de 4 horas. Esto implica que si quiero saber qué hora es allá, sumo 4 horas y para transformar el horario español al chileno restando 4 horas, ahí está el pensamiento lógico, el análisis de situación, la matemática más bella, en la simplicidad y lo cotidiano.
Jorge Torres Fuentes